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¿Quién es un perverso narcisista?
El concepto de perversión narcisista fue desarrollado por el psicoanalista francés Paul-Claude Racamier en los años cincuenta. Según él, los narcisistas viven terriblemente sus conflictos interiores y tienen la costumbre de proyectarlos en otras personas. Utilizan cualquier excusa para envenenar la alegría de los demás, y les mueve el deseo de protegerse del dolor a costa del objeto de la manipulación. El término científico «pervertido» corresponde a palabras como «anormal», «perverso», «pervertido».
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¿Cómo actúa un narcisista?
El agresor se gana la confianza de la víctima imitando receptividad y empatía, al tiempo que encuentra un defecto en la víctima. Puede tratarse de un defecto estructural: baja autoestima, a menudo asociada a una infancia difícil. O situacional: un nuevo trabajo, un entorno desconocido, un error cometido al principio de la relación. Al criticar a la víctima, el pervertido se convierte en el «dueño» de la imagen de su presa. Como la víctima se imbuye de fe en sus palabras, puede manipularla fácilmente.
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¿Qué estrategias utiliza?
Hay varias. Un mecanismo es la apuesta hacia el exterior. El narcisista ha aprendido la ley y comprende que sus actos están censurados, por lo que para jugar con sus impulsos tendrá que negar su causa y el abanico de consecuencias. La identificación proyectiva, por otra parte, le permite «atribuir» sus propios defectos a la víctima, para hacer al otro culpable de algo de lo que el propio pervertido es realmente culpable.
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¿El narcisista victimiza a las personas débiles?
Narciso sufre de inseguridad. No ha sabido discernir un reflejo de sí mismo lo suficientemente agradable como para construir toda una personalidad en torno a él. Por eso, por extraño que parezca, admira a su víctima. Nunca lo admitirá, pero si no la admirara, no se sentiría halagado por ella. El pervertido narcisista eleva su autoestima a través del contacto con su víctima, a la que en el fondo cree mucho más fuerte que él.
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¿Por qué el narcisista dice cosas paradójicas?
El campo de batalla favorito del pervertido narcisista es el discurso. Utiliza paradojas semánticas, mensajes contradictorios y exigencias paradójicas para confundir a la persona. La paradoja quita la capacidad de actuar, pensar, sentir y percibir adecuadamente la realidad. Las exigencias paradójicas dificultan la evaluación correcta de la situación. Tras ellas, el sujeto -su objetivo- pierde poco a poco el sentido de la realidad y el agresor se siente más fuerte.
